A primeros de septiembre quedamos en el estudio de fotografía de Ana Antónova y discutimos mucho tiempo de cosas triviales y de las posibilidades que tenía esta pareja. Tardamos dos días en buscar el lugar para la boda. Elegimos un roble centenario, cerca de un pequeño lago.
Los novios eran muy creativos, por eso decidimos que vinieran al lugar de la ceremonia antes de que llegaran los invitados y que empezaran a pintar su Cuadro de amor. Hasta el momento en que ellos digan si quieren un pintor que acabe el cuadro que ellos empezaron.
La invitación a la boda la recibieron sólo los más cercanos.
EL vestido de novia fue muy modesto, pero muy de su estilo. En los pies ella llevaba unas botas de encaje.
El novio llevaba una chaqueta y vaqueros.
Entre los invitados estaba su querido perro, que les ayudo y compartió emociones con sus amos.
La decoración de la boda fue así: cintas largas por todas partes, el columpio, las hojas y frutos de otoño, candeleros, estatuillas...
A la sombra del roble centenario y al son del saxófono transcurrió la ceremonia y Cristina y Roma pudieron terminar bailando su primer baile como casados.
En vez de banquete había barbacoa con té aromático del samovar (la tetera tradicional rusa).
En ese día frío de septiembre todos se tuvieron que calentar con amor y mantas blancas.
http://wedding-vip.ru/es/un-matrimonio-otonal#sigProGalleria153c5a3975
Fotógafo - Ana Antónova
Video – Elnar Mukhamadiarov y Denis Gusev
Organización de la boda – Daria Bikbaeva “Wedding-VIP”